La culpa, como todas las emociones, no es buena ni mala, no es positiva ni negativa, simplemente es una señal de que algo nos está pasando y está allí para ayudarnos a observar qué es eso que la genera y qué podemos hacer para modificarlo.
Por eso más que decir “basta de sentir culpa” está bueno hacer el pequeño trabajo interno de ver qué nos quiere mostrar, ir a la raíz.
Pero últimamente vengo observando en el consultorio (y en mi vida personal también) que la culpa muchas veces está ahí para simplemente inhabilitar, paralizar, más como una piedra en el zapato que otra cosa.
Siento culpa y me quedo ahí, pensando en cambiar algo o en dejar de sentirla, pero en el afuera no modifico nada.
Es utilizada más como un mecanismo de autotortura donde me someto a ella ¿por no sentirme merecedora? ¿Para no disfrutar de lo que tengo, de lo que soy? ¿Para hacerme responsable de todo? ¿Cuánto del ego, cuánto de mandatos y “debería” hay ahí?
En este caso sería más un mecanismo de defensa que una guía ¿Cómo es esto?
Si yo siento culpa por algo y me quedo en la culpa y no modifico nada, ¿para qué me sirve la culpa? Me sirve para poner mi energía en la culpa en sí y no en lo que la origina.
Y eso se vuelve un círculo vicioso porque no cambio nada. Es poner el acento en la superficie, en lo que se ve, y no en lo que lo está produciendo. De alguna manera la culpa me es funcional para no profundizar, no modificar nada y seguir torturándome.
Les pongo un ejemplo real del consultorio:
A mi paciente le da culpa no jugar mucho con sus hijos (podría ser yo perfectamente).
Le da culpa no jugar como su mente y muchas cuentas de instagran le dicen que “debería” jugar, sabe de los beneficios del juego pero le da fiaca, siempre tiene algo más importante para hacer.
Si cada noche se va a dormir y piensa que fue otro día más que no jugó con ellos y se queda con la culpa, pero al otro día vuelve a pasar lo mismo ¿de qué le sirve? ¿Será que con la culpa y sintiéndose mal “paga” y con eso basta?
¿Y si suelta a la culpa como su escudo protector y ve qué hay allí detrás? En este ejemplo, sería tal vez que ¿le cuesta no sentirse “productiva”?, ¿que perdió la espontaneidad o el juego?, ¿que está encerrada 24×7 y no se anima a decir que está harta de los hijos?
¿Y si se pregunta todo esto y llega a algunas ideas, no creen que al otro día algo de su realidad cambiaría, en vez de seguir todo igual?
Dejemos la culpa como escudo protector y como inhabilitadora del disfrute y de la conexión con el presente.
Pensemos qué nos genera culpa en nuestra maternidad, veamos cuáles son los pensamientos “raíz” de donde se alimenta y modifiquémoslos para vivir más livianas, ¿se animan?
Tere Inés 💜